viernes, 25 de enero de 2008

La materia orgánica, protagonista de esta historia

Reducir (o incluso eliminar) la materia orgánica que botas al tacho de la basura, te permitirá minimizar significativamente el impacto ambiental del vertedero que actualmente opera en tu comuna.

Eso es debido a que es la mayor parte de tus residuos y además es la más reactiva en los vertederos, ya que en su proceso de degradación se forman lixiviados y metano, productos altamente contaminantes. Así cualquier acción que nos permita reducir su deposición en los vertederos tendrá un gran efecto a favor de nuestro ambiente.

Lixiviados: liquido producido cuando el agua percola (pasa) a través de cualquier material permeable. En los vertederos el agua de la lluvia, al pasar a través de los RSD los lava y se lleva con ella distintos tipos de contaminantes. Los lixiviados suelen llegar a las aguas subterráneas, generando graves problemas ambientales y sanitarios.

Metano: gas producido en la descomposición de los restos orgánicos en ausencia de oxígeno. Tiene un impacto local por ser inflamable y explosivo, pero también global por tratarse de uno de los principales gases con efecto invernadero.

Entonces, ¿qué hacemos con la fracción orgánica de nuestros residuos? Nuestra propuesta consiste en usar esa materia orgánica como abono, después de someterla a un simple proceso de degradación conocido como compostaje. El producto final del cual se llama compost. El proceso de compostaje es bien simple y cualquiera puede hacerlo en casa, concretamente en el patio, en el que te proponemos que instales tu compostera para generar tu propio compost.

Está bien, ¡pero es que todavía no sé que es el compost!

El compostaje es un proceso natural de fermentación (descomposición en presencia de oxígeno) de la materia orgánica, para favorecerlo vamos a armar una pila con nuestros residuos orgánicos y lo vamos a dejar algunos meses.

Esa fermentación la van a desarrollar diversos organismos que van a ir colonizando nuestra materia orgánica fresca para transformarla, de a poco, en un abono orgánico. Esos organismos (algunos se ven y otros son tan chicos que pasan desapercibidos) se alimentarán de nuestros residuos y los irán transformando en un producto que tiene un aspecto bien parecido a la tierra. Ese producto final recibe el nombre de compost y es un abono de excelentes propiedades para aportarlo a nuestra huerta, jardín, patio e incluso a los maceteros de nuestras plantas.

Para que el proceso funcione a la perfección debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

Humedad: la humedad en exceso será tan perjudicial como la falta de agua. Para asegurarnos que tenemos el grado de humedad adecuada, podemos hacer la siguiente prueba: tomar un poco de los materiales que hay en la compostera y apretarlos en nuestra mano. Si se forma una pelota que se mantiene al abrir la mano la humedad es correcta; si gotea, hay exceso de humedad; finalmente si se desarma, le falta humedad.

Oxigenación: los organismos que queremos que actúen en la compostera, los que gracias a su actividad transformaran la materia orgánica en compost, necesitan de la presencia de oxígeno. Por lo tanto es fundamental asegurarnos que nunca les falte este elemento esencial para su vida. Para ello la proporción de materiales es clave, hay que aportar materiales estructurales que permitan la presencia de huecos y hoyos. Otro elemento imprescindible para conseguir que el oxígeno sea el suficiente es a través del manejo de la pila, volteándola periódicamente.
Temperatura: el aumento de temperatura es una prueba clara de que hay actividad biológica de degradación, además ese aumento de temperatura acelera el proceso de degradación por permitir la aparición de más y más organismos. Este aumento se deberá producir en las primeras semanas, para bajar posteriormente. En pequeñas composteras, como los que podríamos armar en casa, los aumentos suelen ser bajos y por lo tanto difícilmente detectables. Eso implica también que el proceso de compostaje suele ser más lento en esas condiciones.

¿Toda la materia orgánica es compostable?

Para garantizar nuestra propia salubridad, en casa no vamos a compostar cualquier producto, veamos por qué.

Hay materiales orgánicos que son perfectamente compostables pero que deberíamos evitar poner en nuestra compostera, así nos aseguramos mantenerla en buenas condiciones sanitarias y al mismo tiempo facilitamos la actividad de los organismos que en ella se encuentran. También es fundamental evitar el aporte de materiales inorgánicos a la misma.


¿Qué necesito para empezar a compostar?

Por un lado ganas de aprender y emprender una nueva actividad, pero lo más importante, hacerlo con actitud abierta que te permita abordar esta acción desde la responsabilidad sobre los propios residuos.

Necesito sólo un poco de espacio en el patio o en el jardín, materia orgánica y, si la tienes, alguna herramienta que te facilite un poco la tarea. Pero vamos por pasos, veamos que materiales hay que aportar y cómo. Estos materiales los dividiremos en dos categorías (verde y café), en función de su grado de humedad. Para ello lo primero es mezclar los materiales en la proporción adecuada, esto es: una parte de material café por una o dos de material verde.

Compostemos

Finalmente, y a modo de resumen de todo lo anterior, vamos a ver, paso por paso, como podemos hacer el proceso en casa.

Elige el lugar dónde instalarás la compostera: que sea lo más plano posible y ojalá dónde llegue sol, debería ser suficiente con un espacio entre 80 y 100 cm por lado. Elimina el pasto o vegetación que pueda haber. Asegurate que no hay ningún tipo de basura en el suelo. Fabrícale un techito para evitar que la lluvia lo inunde.


Prepáralo volteando y picando la tierra, así facilitarás el contacto de los organismos que hay en el suelo con la materia orgánica.


Si el suelo está demasiado mojado, puedes preparar un lecho de piedras para levantar los materiales a compostar y evitar que se inunden.


Selecciona el material a compostar, café y verde.


Pon una capa de material verde, de unos 15 – 20 cm de grosor. A continuación una capa de material café, de un espesor entre 10 y 20 cm.


Añade unos puñados de tierra o de compost maduro.

A medida que generes más residuos en tu casa, puedes repetir la operación hasta 4 o 5 veces, añadiendo los residuos en capas como se describe en los anteriores puntos.

Cada semana o semana por medio voltea el material, esto favorecerá la actividad biológica y además te permitirá valorar como está funcionando el proceso.
Si es necesario, riégalo.

Después de unos meses deja de aportarle material fresco y crea otra pila con las mismas características, así permitirás que esta termine su proceso de degradación. Pensando en el clima de Chiloé, sería conveniente hacer esto entre los meses de octubre o noviembre, justo cuando empieza a mejorar el tiempo, así a fin del verano podrás tener tu compost listo.
Cierne el compost. El material más grueso devuélvelo a la compostera, el más fino está listo para aplicarlo a tus plantas como abono o para preparar almácigos en los que sembrar semillas.

Con este proceso natural que nosotros favorecemos al asegurarnos que las condiciones sean las óptimas, transformamos un residuo (la materia orgánica) en un recurso (el compost). De modo económico y simple. Sorprendente, ¿no?